Por mas que las cosas se pongan difíciles, en ciertos
momentos, lo peor es aislarse o encerrarse.
Nuestros hijos siendo chicos, necesitan de la mayor cantidad
de experiencias posibles, que son las que le permitirán seguir aprendiendo.
Como podemos hablarle de un tren por ejemplo si nunca vio
uno de verdad, o de un tobogán si nunca se tiró por uno.
La mayor cantidad de experiencias reales que podamos
brindarles serán enriquecedoras para que puedan ir registrando el mundo que les
rodea.
Con Lauti desde muy chiquito hicimos eso, sin molestarlo ni
exponerlo a cosas que no le gusten, buscamos la manera de que él se impregne lo
mas posible del mundo, que lo vea, que lo sienta, que lo explore. Y en cada una
de esas experiencias es muy bueno poner en palabras lo que ve, para que pueda
ir construyendo en su cabecita poco a poco las palabras que tanto queremos
escuchar.
Como voy a querer que juegue con los autitos, en un juego
mas elaborado, simulando que van por la ciudad, que van a cargar nafta y que
van al lavadero automático, si nunca lo
experimentó, si no sabe de que se trata.
Por eso, además de tratar de llevarlo a vivir experiencias,
nos ayudó mucho involucrarlo, contarle.
“Lauti esta es la estación de servicio, papá va a cargar
nafta en el auto para que podamos seguir andando, etc.”
Las primeras veces parecía que hablamos como los locos,
solos, no sabíamos si quiera si nos estaba escuchando, pero puedo asegurar, que
al menos en nuestro caso, cuando las palabras comenzaron a llegar, sentimos que
todo había sido registrado en su cabecita
y estaba esperando el momento para salir.
Como si hubiese registrado información durante un largo
tiempo, para después, más adelante sacarla y usarla.
Todas las experiencias reales que nosotros le brindemos
también, nos van a servir después para ayudarlo a desarrollar un juego simbólico
y con significado.
Podremos repetir ciertas situaciones con los muñequitos de
los personajes que le gusten, o jugando nosotros mismos en esos papeles.
Por eso como mamá en ese sentido siempre fui un poco atípica
si me comparaba con otras que conocía, ya que no me importó en absoluto que se
ensucie, que se moje, que se le caiga algo si era porque quería probar alguna experiencia que le
iba a servir.
Las madres de los nenes especiales tenemos eso, que esperamos
con tanas ansias que las cosas sucedan, que cuando suceden no nos importa el
como. Y si para que sucedan hay que ensuciarse, , hay que mojarse cuando ya están cambiados,
hay que caerse, no importa!!! Lo que importa es que quieran, que tengan ganas,
que lo hagan, que lo aprendan!
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